Este post mezcla 3 temas que me encantan:
- Escribir para generar cambios.
- El derecho.
- Y… la comida.
¿Mi favorita entre las 3? COMER. 🤣
Pero claro, tampoco puedo ser ciega ante el hecho de que hay un montón de cosas que no son buenas para nosotros en este precioso mundo gastronómico.
Entre ellas, los “ultraprocesados”.
➖ A ver a ver… ¿qué son estos ultraprocesados?
Con ultraprocesados (o UPFs por sus siglas en inglés) nos referimos a alimentos elaborados mediante una serie de procesos industriales, que a menudo contienen múltiples ingredientes, aditivos y conservantes.
Bueno, lo que sí, es que unos investigadores han pedido que ciertos alimentos ultraprocesados se etiqueten como «adictivos», en un intento por mejorar la salud pública mundial.
Porque oh sorpresa, han hecho estudios que concluyeron que la forma en que algunas personas consumen estos alimentos podría “cumplir con los criterios para el diagnóstico de trastorno por uso de sustancias”, y algunas personas experimentan antojos intensos y síntomas de abstinencia.
🙃 (abstinencia de pizza, anyone?) 🙃
➖ El poder de una palabra
Los científicos argumentan que etiquetar algunos de estos alimentos como “adictivos” podría mejorar la salud pública, mediante cambios en las políticas sociales, clínicas y políticas.
Aquí es donde entra la parte de cambio generado gracias a una comunicación estratégica.
Pensá en las campañas de concientización sobre daños por el cigarrillo que incluyen imágenes horrorosas de pulmones podridos en las cajitas de puchos.
Esto sería algo así, pero menos extremo.
- La persona es expuesta a la etiqueta “adictivo”.
- En su mente, “adictivo” está relacionado con conceptos que le desagradan, como narcóticos.
- Inconscientemente, el cerebro hace esa relación y la decisión de comprar o consumir ultraprocesados se vuelve más incómoda.
- Esto puede generar un cambio en su comportamiento y la consecuente mejora en su estado de salud.
Técnicamente, la persona sigue teniendo la libertad de decidir por su cuenta, pero el gobierno ha hecho un nudge (le ha dado un empujoncito) hacia una decisión considerada más favorable para la persona.
➖ Cambio social, cambio cultural
Si bien hay que ver qué pasa respecto a la implementación de esta iniciativa y qué resultados trae, este proceso de cambio en el comportamiento del consumidor a través de la etiqueta «adictivo» es un ejemplo del poder de la comunicación estratégica.
Las campañas de concientización y las etiquetas informativas son herramientas poderosas que pueden influir en las decisiones diarias de las personas de manera sutil, pero efectiva.
Además, estas iniciativas pueden conducir a un cambio cultural en torno a la comida y la alimentación. A medida que más personas se vuelven conscientes de los efectos negativos de ciertos alimentos y de cómo pueden afectar su bienestar a largo plazo, la demanda de opciones más saludables puede aumentar.
Esto, a su vez, puede influir en la industria alimentaria y promover la producción y disponibilidad de alimentos más saludables.
Un cambio gigante que puede nacer desde una simple palabrita.
¿Qué opinás de este enfoque? ¿Viste ejemplos similares de cómo la comunicación puede influir en las decisiones de las personas en tu entorno?