A todos nos pasa.
En algún momento hemos buscado una palabra «complicada» para decir algo que sabemos cómo decir, pero de forma más sencilla.
- Para impresionar a alguien.
- Para parecer más inteligentes.
- Para hacernos de los interesantes.
Porque a fin y al cabo, está mejor decir «quimera» que «ilusión», ¿no?
Sea por la razón que sea, aquí va el por qué estas palabras complicadas no siempre funcionan.
(Y sí, hay ejemplos de palabras rebuscadas más abajo)
➖ Palabras complicadas para parecer más inteligentes
Convengamos que la selección de palabras depende mucho de la situación en la que estés.
Pensemos en la comunicación escrita del día a día:
- En la oficina.
- Los emails.
- Respuestas en redes sociales.
La gente tiende a escribir utilizando palabras que no usa de manera regular, solo porque «por escrito tiene que ser más formal».
¿Cuándo se nos instaló en la cabeza que los párrafos de 142 palabras, con circunloquios, 45 sinónimos y 36 adjetivos son mejores que UNA oración simple que diga exactamente la misma cosa?
Este fenómeno se ve muchísimo en hispanohablantes. Es que somos adictos a las oraciones interminables, a diferencia de los angloparlantes (que son más felices mientras más corta y concisa sea la oración).
Pero no es solo una cuesión local, sino que surge en el cerebro en sí.
Y como sé que muchos llegan a este artículo efectivamente buscando este tipo de palabras, aquí va una lista de algunas que me gustan (y que sí, las uso de vez en cuando mwahaha):
- Acendrado: puro.
- Alipori: vergüenza ajena (sí, esa sensación tan conocida tiene nombre).
- Baldragas: flojo, simple, de poco carácter.
- Efímero: algo que dura muy poco, pasajero.
- Estólido: falto de razón.
- Etéreo: extremadamente ligero y delicado, vago, sutil.
- Flébil: triste, tanto como para llorar.
- Inefable: algo tan increíble que no puede ser expresado en palabras.
- Jumera: borrachera brutal.
- Nefelibata: persona soñadora que no se apercibe de la realidad.
- Petricor: el olor de la lluvia cuando cayó sobre suelo seco (pero no está en el diccionario, es como que existe y no existe).
- Sempiterno: que durará para siempre.
- Sicofanta (esta me ENCANTA): impostor, calumniador.
- Superfluo: está de más.
Pero no es dar una lista de palabras rebuscadas la intención del artículo.
Aunque si querés enterarte de más palabras lindas y sobre cómo utilizarlas de manera correcta, podés suscribirte a mi lista de forma gratuita y recibirás consejos 1 vez por semana.
Y si por ahí estabas pensando usar palabras rebuscadas para crear tu propuesta de valor, NI SE TE OCURRA. La propuesta de valor de tu negocio tiene que ser sencilla, específica, ATRAPANTE. En esta Masterclass (con muchos ejemplos) te explico cómo crearla.
Ahora sí, a lo que iba…
➖ Palabras rebuscadas como cuestión cultural
Algunos dicen que tiene que ver con nuestra construcción mental. Germanos y anglosajones se caracterizan por un pensamiento lineal, estructurado, sistemático.
Los latinos somos más vuelteros: nos vamos por las ramas, “redondeamos” el tema, ponemos ejemplos, nos acordamos de otra cosa, y después volvemos al tema tras un infaltable “¿qué te estaba diciendo?”
(y como dirían los Les Luthiers, hablando de ramas…)
Pero yo creo que es una creencia popular también.
Si hay algo que se me quedó de mi paso por el mundo del derecho es que, si puedo decir algo en 5 párrafos en vez de una oración, tengo que hacerlo. Porque mientras más largo y confuso el mensaje, más inteligente parecerá uno, y más persuadirá al lector (en este caso, el juez).
Pero… ¿qué tan elaborado o rebuscado debe ser el lenguaje que utilizamos si lo que buscamos es persuadir para vender?
➖ Vender con palabras rebuscadas
Dejemos de lado los poemas y las novelas, que los escritores tienen la licencia de escribir como se les venga en gana. Ya es cuestión de ellos el lenguaje utilizado para atraer a los lectores que desean o evocar las imágenes mentales que quieran.
Quiero hablar de copywriting, de redacción enfocada a la conversión.
La manera en que interpreto yo el copywriting es justamente «bajar a tierra» las ideas de una persona (vendedor, si se quiere) y ponerlas en palabras que conecten con su cliente.
Poner en palabras que ENTIENDA el cliente. Llevarle a ese «¡AHÁ! ¡Necesito comprarlo!»
Esto, por todos los dioses, no se puede lograr utilizando palabras rebuscadas.
Sin embargo, a la hora de vender, muchos piensan que utilizando palabras rebuscadas parecerán más cultos y, por lo tanto, tendrán más autoridad (y venderán más).
〰️ Ejemplos de cómo las palabras complicadas no funcionan:
Algunos interpretan la escritura persuasiva (o el copywriting) como «escritura pseudo elegante para marear al lector y parecer más cultos».
En 5 minutos googleando páginas web random, encontré estos ejemplos en los que se utilizan palabras rebuscadas para intentar vender o promocionar un negocio:
Se trata de un centro de atención médica. Es decir, su página web la lee una persona que está enferma (con el estado de ánimo que eso implica) o que tiene que hacerse un estudio médico (que tampoco es muy agradable).
Lo que busca ese paciente es información clara: ¿debería ir a este centro médico? ¿Qué confianza me da? ¿Me puedo hacer todos los estudios que necesito ahí?
Pero la única información que obtiene es que «junto a las especialidades cásicas se aportan programas asistenciales innovadores…» Imaginate recibir este tipo de información en un estado de preocupación o quebranto. No muy agradable, ¿no?
Vamos a otro ejemplo.
Desafío del momento: ¿a qué se dedica esta empresa?
Tenemos los siguientes datos:
- empresa competitiva
- dimensión internacional
- equipos humanos de alto rendimiento
- calidad como ejemplo cristiano en el mercado global
- satisfacer las necesidades de nuestros clientes con productos de calidad
- ………..
¿En algún momento se les ocurrió decir cómo ayudarán a sus clientes o qué beneficios obtienen sus clientes por comprar sus productos?
Si era yo la que necesitaba comprar algo, me iba a mirar a la competencia, a ver si me explicaba mejor por qué gastar mi dinero en ellos.
¿A nadie se le ocurre pensar que la mejor forma de convencer es hablar de manera clara para que el receptor del mensaje ENTIENDA lo que se está intentando comunicar?
Si necesitás hacer confuso tu mensaje, ¿no estarás tratando de ocultar información con redundancias y formalismos?
Ojito con esto.
➖ Dos opiniones diferentes sobre el vocabulario complicado
Me he encontrado con dos puntos de vista que, si bien no son directamente contrarios, me causaron cierta incomodidad.
〰️ 1. Sugarman: proyectar la imagen de experto
Por un lado, tenemos a uno de los mejores copywriters de la historia, Joseph Sugarman, que en su libro “The Adweek Copywriting Handbook” dice (traduciéndolo libremente y poniéndole negritas):
“A todos nos gusta comprar algo de un experto, alguien que nos agrade, respetemos y confiemos (…)
Podrías estar impresionado si el vendedor, al describir el producto, usara palabras que no entendieras. ¿Por qué? Porque daría la impresión de que el vendedor es realmente un experto sobre el producto. Esto no es un engaño. Un vendedor debe, en efecto, volverse experto en un producto para poder hablar de él en lenguaje técnico.
Dar una explicación técnica que el lector puede no entender demuestra que realmente hicimos nuestro trabajo de investigación y que, si decimos que es bueno, debe ser bueno”.[i]
Hay que tener en cuenta de que la publicación tiene ya sus años. Pero considerémosla igual.
Personalmente, tengo mis reparos respecto a la moralidad del asunto. Sugarman dice que no se trata de un engaño porque el vendedor realmente se vuelve un experto en el producto que vende. Estoy de acuerdo con eso.
Lo que no termina de cerrarme es la idea de “hablar en complicado” para impresionar al lector. ¿No sería acaso mejor tener la suficiente habilidad y expertise para justamente poder explicar un producto complicado de una manera sencilla?
〰️ 2. Cassany: lenguaje claro es democracia
Cassany lleva los problemas de este tipo de lenguaje más allá.
Hablando de la carencia de educación que recibimos la mayoría de los profesionales respecto al idioma, dice:
“En algunos casos esta carencia llega a comprometer el ejercicio profesional. Forma y fondo se interrelacionan de tal manera que los defectos de redacción dilapidan el contenido. ¿Cuántas veces has tenido que esforzarte para entender la letra pequeña de un contrato o de una ley, que se supone que deberíamos comprender con facilidad? ¿No te has encontrado nunca discutiendo el significado de ambigüedades no premeditadas en un documento? ¿Te has enfrentado alguna vez a artículos de reputados especialistas que, por la impericia de su prosa, resultan indigestos e incluso difíciles de comprender?”[ii]
Vamos más allá:
“Los organismos administradores, públicos o privados, pero también los autores individuales, tienen el deber de hacerse entender, mientras que los administrados tienen el derecho de poder comprender lo que necesiten para desenvolverse en la sociedad moderna. Las dificultades en la comunicación crean desconfianza y atentan contra la convivencia social”.[iii]
➖ La intención detrás de las palabras utilizadas
Un comentario en particular de una de mis mejores amigas cuando hablábamos de palabras complicadas y rebuscadas (obscure words) me hizo reparar en un detalle importantísimo que estaba pasando por alto:
“Si usás palabras complicadas solo para hacer sentir mal a la otra persona porque no te entiende, entonces está mal. Si es tu manera normal de hablar, o estás tratando de evocar una imagen más efectivamente, entonces no veo que esté mal rebuscarse palabras”
(ok, lo estoy parafraseando, Gabi)
Transportándolo al ámbito de las ventas, muchos usan palabras rebuscadas para:
- Camuflar características de tu producto o servicio que no quieren que el cliente sepa.
- Dar una falsa apariencia de superioridad.
- Confundir al cliente para comprar algo que de haber entendido mejor no hubiese comprado.
Se trata de engañar al lector para que compre. Creo que no hace falta ahondar en cuán erróneo es esto.
Pero aunque no le estemos mintiendo ni engañando a la gente, ¿por qué hacerle la vida más difícil con palabras poco familiares o frases impenetrables?
¿No sería más efectivo crear una relación de confianza con el cliente hablándole en su idioma y permitiendo que conecte con los valores de tu negocio?
➖ Simple pero no simplón
Tampoco quiero abogar por el uso simplista del lenguaje.
Muchos detractores hay del uso de palabras rebuscadas, pero tampoco hay que olvidar que, de las más de 90.000 palabras del diccionario de la lengua española, estamos utilizando unas 5.000.
Estamos dejando de lado palabras preciosas como “inefable” (que no puede ser expresado en palabras), “sempiterno” (que no tiene fin) o “inmarcesible” (que no se puede marchitar).
Un lenguaje simple no quiere decir soso. Es utilizar lo justo y necesario.
Como agregarle sal a la comida: ni mucho ni poco. Se trata de lograr ese balance entre lo bellamente sofisticado y lo ridículo.
La escritura persuasiva no tiene por qué ser insulsa; tampoco funciona escribir “LLAMA YA”.
Solo hay que ver los trabajos de Laura Zalve en “Laurissi” (copywriting con poesía) y ejemplos de marcas como TreacleMoon:
Como todo, necesitamos un equilibrio entre lo rebuscado y lo simple, entre la belleza de nuestro idioma y el innecesario esfuerzo requerido por el lector.
(Y como agregado, quería enlazar este video que es por mucho mi charla TEDx favorita: la simpleza enamora. No tiene desperdicio).
➖ Sacarle el jugo al idioma, comunicar y vender
El castellano es un idioma bellísimo. Tiene palabras misteriosas, resonantes, melódicas, hermosísimas.
Podés embellecer tus textos para conectar mejor con tu lector, despertar emociones, gustarle, ¡hacer que se enamore de vos!
Todo esto sin perder de vista que lo más importante es COMUNICAR. De nada te sirven palabras elegantes si no estás diciendo nada 😛
Y por sobre todo, recordá que no podés engañar a tu cliente. No por mucho tiempo. Lo malo, vuelve.
Sacale el jugo a la hermosa lengua que tenemos, con la mejor intención posible.
Referencias:
[i] Joseph Sugarman, The Adweek Copywriting Handbook, John Wiley & Sons, 2007, Inc., 116 – 117
[ii] Daniel Cassany, La cocina de la escritura, ANAGRAMA, 1995, Pag. 14
[iii] Daniel Cassany, La cocina de la escritura, ANAGRAMA, 1995, Pag. 26
Simplemente excelente, excelente, enriquecedor.
¡Me alegra un montón que te haya gustado! 🙂
Gracias por tan clara explicación
Ajajaja.
me encantó
Me alegra un montón 😀
Exquisita explicación. Época romántica renaciendo quizás? Lo veo lejano algunas veces . Sin embargo, qué placer es, poder leer , más una bendición sería oir, y ya porque sea costumbre , personas empleando un vocabulario tal. Será que algunos pierden el arte de hablar con delicadeza y pasión? La frivolidad pérfida y sórdida del vocablo moderno, es más corriente aún y las personas se vuelven cada vez más ignorantes , de tan maravilloso abanico de palabras preciosas para emplear en charlas. Quién podría tener dicho trato y sostenerlo como bandera en el tiempo , que incurra y no prevalezca? Si tal parece , que llamarían a personas así, charlatanes , chantas de buena dicción y labia espeluznante. Que belleza ! Este trato y palabras son al oído, lo que al colibrí , la flor.
Se ve mucho en la música también, ¿no? La falta de riqueza…
Gracias por comentar 🙂
Excelente post, lleno de informacion y divertido
Me pone re contenta que te haya gustado 😀 ¡gracias por comentar, Rafael!
Me encantó!, Yo solo venía para encontrar palabras rebuscadas y salí con un pensamiento más profundo de esto, me sorprendió la simpleza y facilidad con la que me atrapó, simplemente hermoso!
¡Noemí! Me alegra un montón que te haya gustado el artículo, muchísimas gracias por comentar. 😀
Me encantó este artículo porque me identifico lo que yo pienso al escribir mis cuentos. Deben ser sencillos y fácil de entender. La mayoría de escritores son prepotentes y rebuscados para impresionar de inteligentes, con todo respeto me ha pasado al leer cuentos de Gabo. Rebuscado a morir, como muchos.
¡Totalmente de acuerdo! Y qué lindo debate trajiste a la mesa 😛 Creo que las historias están para llevar al lector de la mano a través del mundo del escritor, pero muchos se olvidan de eso y simplemente quieren «parecer inteligentes». A la vez, muchas personas (los lectores, digo) alimentan este ego, con la actitud de «no entendí lo que quiso decir, pero ha de ser muy inteligente porque usa palabras rimbombantes».
Qué se yo… por lo pronto, tanto yo como vos nos dedicaremos a llevar a nuestros lectores de la mano sin complicarlos. 😀 ¡Gracias por leer y comentar!
Excelente explicación y reflexión en este artículo, con gran entendimiento y expresando la causa por la cual la comunicación puede o es interrumpida por la falta de entendimiento en las palabras o expresiones.
¡Gracias por leer y comentar, Damian! 🙂
Hay una parte de tus comentarios que veo mucho en mi país, Perú. Los comentaristas políticos, por lo general bastante ignorantes, tratan, balbuceando, de rebuscar palabras que no saben qué significan para tratar de impresionar a los televidentes. Pero el resultado es que los televidentes tienen tan poca educación que de todas maneras no les entienden nada y cambian de canal a una telenovela turca, para mí insoportable. He disfrutado mucho lo que escribes.
¡Qué buena analogía, Enrique! Me recordaste a una cita de Cassany que ya he utilizado antes, pero me parece acertada: “Los organismos administradores, públicos o privados, pero también los autores individuales, tienen el deber de hacerse entender, mientras que los administrados tienen el derecho de poder comprender lo que necesiten para desenvolverse en la sociedad moderna. Las dificultades en la comunicación crean desconfianza y atentan contra la convivencia social”
¡Gracias por comentar!
Gracias por tan clara explicación… es como un portal abierto.
Especialmente me aclaró mucho tu comentario que dice: «Las dificultades en la comunicación crean desconfianza y atentan contra la convivencia social”
Especialmente me aclaró mucho tu comentario que dice: «Las dificultades en la comunicación crean desconfianza y atentan contra la convivencia social”
¡Me alegra mucho que te haya gustado el artículo, Any! Gracias por tomarte el tiempo de dejar tu comentario 💜
Interesante artículo que abre el debate de la comunicación efectiva. Considero que la clave es saber interpretar el contexto:
Si eres un escritor de novelas escritas para niños y jóvenes hasta los 15 años, el lenguaje que usas es diferente a un escritor de artículos de investigación en una revista indexada, asi mismo en el habla, no es lo mismo hablar en una clase de primaria que una de universidad o en un simposio especializado.
Desde mi campo (educación), el punto está en lograr que los estudiantes reconozcan, interpreten y aprendar a incorporar términos «sofisticados» tanto en su escritura como en su discurso, en un contexto comunicativo determinado.